Manu & Elena












Cada vez me apetece más salirme de mi zona cómoda en ciertos ámbitos y experimentar un poco con otros campos que no domino mucho (mejor dicho, nada), pero que me resultan interesantes como medio de expresión. Así que hace poco, se me presentó la oportunidad de diseñar una invitación de boda y lo hice, ¿por qué no? Hay muchas razones del por qué no, la primera y más obvia, porque no es mi trabajo ni sé nada de diseño gráfico y la segunda porque después de lanzarme a ello caí en la cuenta de que es una responsabilidad importante. Es lo primero que verán los invitados antes de llegar al evento en cuestión, dándoles una cierta idea de por dónde va ir la imagen y la estética de la boda. Pero igualmente me lié la manta a la cabeza y me puse manos a la obra.

Arriba podéis ver el diseño original y a continuación el resultado. Creo que no hace falta explicarlo mucho, pues dicen que una imagen vale más que mil palabras, así que esto es como si escribiera siete mil palabras. Evidentemente, los datos telefónicos y bancarios están borrados por cuestiones de seguridad.






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