Del resto de las estancias de esta preciosa casa se encargó Julia, la propietaria de la vivienda, una mujer de Kirguistán, afincada en Moscú desde hace más de media vida. Con mucho carácter y amante de los detalles. Se ha logrado convertir una casa fría y vieja en un hogar cómodo y acogedor.
En una de las fotos, que me envió Julia al acabar de poner todos los detalles, se aprecia una de mis fotografías colgada en la pared junto a un cuadro. La tomé en la subida del Tibidabo, en Barcelona, hace varios años.
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